domingo, 25 de mayo de 2008

Que impotencia

Que impotencia que me dan esas cosas que no puedo manejar. No consigo hacerme a la idea de que las cosas son parte del destino, o son suerte. Me gusta poder influir sobre las cosas que van a cambiar algo de mi vida. Sin embargo hay situaciones en las que lo único que nos queda es resignarnos a ver como es que se dignan a actuar sin poder hacer nada.
Que impotencia que me da ver que muchas cosas son injustas y no saber como hacer para que no lo sean. Me siente la persona más estupida al no conseguir manipular todas las cosas que me afectan. No estoy diciendo que todo sea como yo quiero, a lo que trato de referirme, es a esas situaciones que nos tocan vivir y no entendemos verdaderamente por que nos toca a nosotros. Creo que ejemplos de impotencia hay y de sobra, cuando nos encontramos con alguna traición, una enfermedad, un adiós fuera de lugar, el actuar de gente con un poco más de poder que uno y hace las cosas evidentemente mal…
Que impotencia me dan tantas cosas que no las puedo cambiar. Nadie me pudo explicar que hacer cuando me encuentro ante estas situaciones de total impotencia. Están quienes dicen, conta hasta diez y tranquilizate, otros que piensan que es así y no se puede hacer nada más que bancarselas. Sinceramente me sigue dando impotencia el no saber como actuar ante estas situaciones y me siento totalmente indefenso.
En muchas ocasiones me esfuerzo por tratar de cambiar esto y que cada vez menos situaciones me den tanta impotencia, pero no siempre lo logro, y como se imaginaran termino pensando que Son rachas…

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo más interesante es no poder influir en aquellas cosas que cambian o pueden cambiar nuestra vida.
La impotencia es ese nudo en el estomago cuando alguna situación se te va de las manos, o cuando ni si quiera alguna vez la tuvimos :)
Y todo ocurre porque nuestro corazon late, porque respiramos, porque nos corre sangre por las venas...y si, son rachas, ¡bienvenidas!

Gabriel Bunster dijo...

Yo te sugiero ir a practicar surf a las olas del mar; aprender ahí a surfear lo que la naturaleza te da y agradecer las buenas olas y a no quejarte de las malas .. que las buenas son rachas, que sabrás disfrutar.

Un cordial saludo

Andrea Brandes dijo...

Tengo una amiga de 90 (!!) años que una vez, contando de las alegrías y penas de su larga vida, dijo respecto de la muerte de su hijo: y porqué no iba a pasarme a mi?
Muchas veces nuestro corazón se resiste porque el dolor es mucho. Creo que la sabiduría consiste en dar la pelea por aquello que podemos ambiar, e intentar aceptar que hay cosas que escapan de nuestras manos.

Unknown dijo...

Hay que aprender a disfrutar esa importencia en ciertos momentos... Es parte de lo maravilloso de la vida...
O, "es psicologico" jeje